martes, 19 de marzo de 2013

enfermeria dedicación, esfuerzo y pasión


El estudio de la Enfermería es un proceso cuyo comienzo conocemos pero que no culmina con el mero cumplimiento de la etapa universitaria, sino que se extiende necesariamente a lo largo de toda la vida del profesional. La enfermera o enfermero que siente y ama su vocación en todas sus expresiones es un individuo que se exige a sí mismo un aprendizaje constante en una disciplina que cada día nos sorprende ofreciéndonos caminos inexplorados, nos entrega nuevas evidencias y muestra una cara diferente cada vez que llegamos a cumplir nuestra labor. Conocer la Enfermería por lo tanto no es fácil, sino que requiere dedicación, esfuerzo y pasión. Es por ello que no resulta tarea sencilla iniciar una exposición reflexiva sobre una profesión que nos ha llevado tanto tiempo entender en su más amplia dimensión y respecto a la cual aún nos resta muchísimo por aprender.
La Enfermería, como pocas disciplinas, es una actividad que se enseña y se aprende como consecuencia de la necesidad humana de cariño y de cuidados mutuos, elemento base para la existencia de cualquier sociedad, lo que podemos constatar tan solo mirando nuestro propio entorno, nuestro universo... en particular nuestra historia. Por ello es que la Enfermería es una profesión esencialmente humana, es decir, de entrega y servicio a nuestros semejantes, íntimamente ligada al proceso de salud – enfermedad, en cuya existencia subyace uno de los bienes más apreciados por el ser humano, la Salud. Sin ella, sin calidad de vida o sin vida misma todos los demás componentes de nuestra existencia y todos los derechos de los cuales podamos ser titulares, pierden sentido. Es allí entonces donde nuestra profesión cobra su máxima relevancia.
La buena enfermera se preocupa por ganarse la confianza del paciente porque es la razón de ser de su práctica profesional.  En ellas depositan la responsabilidad de cuidar por su bienestar  y el de su salud.
Sus actividades son múltiples: cambia la cama, baña al paciente, les da de comer, les aplica los medicamentos con toda la responsabilidad que implican las dosis, los horarios, la vigilancia de signos vitales y el estar siempre atentas a cualquier emergencia.
Para la enfermera no hay días festivos, en todo tiempo está al lado del paciente; se alegra con los familiares cuando se despiden del hospital y da todo el apoyo moral en los momentos de tensión y tristeza cuando hay algún desenlace fatal.